miércoles, 7 de septiembre de 2016

La invasión de los girasoles mutantes 2. Proyecto Voz de Dios.

Episodio 24. Héores y hombres.

Sigue lloviendo. Maldito Leviatán. Madre Mary mira al frente, mientras el gran Sorbinus pasea en círculos. Aunque detrás tiene a miles de sus soldados, sus dos generales y su enorme poder, la presencia de ese ser y las dos moles descomunales de Nimord y Tifón, hace que le den ganas de salir corriendo, cosa que sabe de sobras que no puede hacer. Por fin Sorbinus se detiene y cuando habla, al menos no queda ni rastro de ese tono cordial tan falso que le pone de los nervios. Claro que su nuevo tono de voz hace que casi quiera gritar de terror, y pensaba que en este mundo no había nada capaz de asustarla.
-Solo te pedí, una cosa, hija de Eva. Solo quería al hombre llamado Harry Street. Yo he cumplido mi promesa, tu mundo es mucho más grande, tienes el primer paso a un gran imperio. ¿Dónde está tu parte del trato, hija de Eva?
-Se escaparon. En medio de la confusión. Son guerreros poderosos y tenían fuerzas sobrenaturales de su lado. Tu poderoso Leviatán tampoco pudo pararles.
-Es por eso que tú y tus hijos seguís existiendo.
Las palabras suenan como una amenaza, calramente, a lo que las tropas de Madre Mary responden con un rugido y el sonido de armas hambrientas.
Hay solo una respuesta. Tifón da un paso al frente y de su boca enorme y mecánica surge un rugido que hace temblar la tierra y una grieta se abre, incomesurable, inmensa y voraz, en medio de las tropas de Madre Mary tragándose varias de decenas de pobres almas que ni se enteran de dónde les ha venido la muerte.
-Aun estáis a tiempo, hija de Eva, de decidir que queréis sacar de todos esto. Un lugar prominente en el nuevo orden del universo, o la completa aniquilación.
Madre Mary se traga las lágrimas por sus hijos aniquilados en un segundo por esa criatura infernal salida de las entrañas de la tierra y del tiempo. Hace un gesto con la mano y sus tropas da un paso atrás.
-Ya tienes mi palabra de que te servimos incondicionalmente. Mi palabra es ley -dice.
-Me alegra oír eso. Pero no sería justo si no te advirtiera que no toleraré ni un fallo más. Me has costado tres pasos atrás. Y justo en la recta final, eso puede ser decisivo. De hecho el hombre llamado Harry Street ya no me es tan necesario. Te lo pongo aun más fácil. Solo necesito saber a dónde van él y sus patéticos amigos.
-Entonces -dice Madre Mary-, quizás la misión no ha sido un fracaso completo. No soy tan necia, Gran Sorbinus.
-Te escucho.

Bridge apoya la espalda en el cabecero de la cama. Solo son barracones prefabricados, pero joder, se han esforzado para dotarlos del mayor confort posible, y en sus condiciones, después de las semanas que llevan, ni el puto hotel Palace sería mejor. Laura descansa acurrucada, desnuda, tapada por una liviana sábana, en su regazo, sus bucles negros apenas dibujados por la tenue luz de una vieja lamparita de mesa.
-Bridge.
-Dime.
-¿Te acuerdas del mundo de antes?
La pregunta le golpea en el pecho como la coz de un caballo encabritado. Le recuerda que es varios años mayor que su amante y le es inevitable pensar, que en un mundo normal, sería un hombre joven, un chaval casi. En este es un viejo marinero con demasiadas millas a la espalda, demasiadas cicatrices y los ojos muy cansado, aunque menos que el corazón. Laura apenas sería una niña, pues él no era más que un chaval, cuando el primer girasol cayó sobre las ciudades, llenándolo todo, comiéndose el amanecer y el mundo.
-Sí. Me acuerdo. Pero ya es poco más que un sueño. Una vieja película.
-Apenas me acuerdo de las películas.
Viejo, viejo, viejo, le dice una voz en la cabeza. Al menos Peter es más viejo que yo. Pero, ¿cuánto vive un Nephilim? Estoy divagando.
-Pensé -dice tratando de espantar sus pensamientos-, que después de acabar con los girasoles, el mundo volvería a funcionar. Pero, si lo pienso, no creo que ya funcionara antes. No era un mundo que hubiera que haber recuperado, más bien habría que haber empezado de cero.
-Pues no empezamos. Este desierto, este erial, no es ni principio ni final. Es solo un limbo en la historia.
Bridge sonríe. Le acaricia el pelo y piensa con satisfacción en el brillante cerebrito que hay detrás de esa cara perfecta y esos bucles negros.
-Pero -piénsalo, prosigue Laura-. Las peores condiciones pulen joyas increíbles. ¿Qué eras tú en el otro mundo?
-Un conductor de autobús que quería estudiar y ser profesor de historia.
-Y no está mal. Aquí, eres un héroe. Tu nombre es conocido en todas las direcciones posibles y los tipos más duros del yermo se lo pensarían dos veces antes de meterse conmigo. Y eres mi héroe.
Bridge sonríe, besa a Laura y le dice. Anda calla, boba, y duérmete. Tenemos que descansar.

Johny sigue bebiendo, el bar nunca cierra si hay una garganta seca o un alma solitaria. Normalmente van juntas. Toca la canción de Juicy, y es la suya por que Juicy escribió la letra hace muchos años. Celine le hace un gesto con una jarra de cerveza.
-Tienes talento, no me extraña que Peter te cogiera tanto cariño. En el fondo siempre ha sido más artista que guerrero.
-Joder, pues lo disimula muy bien.
-Sí -dice Celine sonriendo ampliamente-. Que sea artista no quita que siga siendo un psicópata sádico.
Los dos ríen y beben.
-Joder -dice Johny-. Esto es muy raro. Estar aquí bebiendo contigo. Tuve que salvar el mundo de ti. Y ahora tengo que salvarlo contigo. El guionista de todo esto tiene demasiado tiempo libre o está como una puta cabra.
-¿Crees que todo está escrito?
-Joder, es demasiado demencial para ser casualidad, ¿no?
-Si. Pero también emocionante.
-Eso es verdad.
 Celine apura su cerveza y se levanta. Es tarde. Mañana tenemos más millas, más desierto.
-Más peligros.
-Hasta mañana.
Celine le apolla la mano en el hombro y sale de su campo de visión. Johny, sin levantar la cabeza de la guitarra, no puede contenerse, maldito alcohol, y pregunta, arrepintiéndose inmediatamente después.
-¿Celine?
-¿Sí?
-¿Por qué matarle? ¿No podías solo irte?
Celine sonríe pero no mira a Johny. ¿La pregunta del millón, eh?
-¿Quiéres saberlo? -Añade.
-Diablos, sí. Seguramente lo olvide mañana -dice Johny pegando un trago a sus cerveza, siempre con la mirada perdida en el frente, los ojos ocultos bajo la sombra del sombrero.
-Porque no le amaba.
-No entiendo.
Celine toma aire.
-No soportaba ver como ese puto loco me amaba. ¿En qué me convertía? El ser más despiadado del planeta hubiera dado su alma, coño, su puta espada de los cojones, por mí. Y yo no era capaz de amarle. Y una vez lo hice. Eso me hubiera destruido. Soy mala, pero no tanto. ¿En qué me convertía eso?
-¿En una persona normal y corriente? Todos la cagamos, él el primero.
-Supongo que sí. Ese puto mundo nos jodió a todos. En fin, el caso es que preferí alejarlo para siempre de mi vida.
-Joder -dice Johny-. Estamos como una puta cabra.
-Somos hijos de nuestra época.
-Celine.
-¿Sí?
-No creo que lo haga. Pero si te pregunta no le cuentes eso.
-No pensaba. Pero tienes razón. No preguntará.
Celine vuelve a palmearle el hombro y se dirige a la barra. Diez segundos después ella y uno de los camareros ríen con complicidad. Johny enciende un cigarro y empieza a tocar un viejo blues sobre aquellos que se van a dormir solos en noches tristes.


Harry y Caroline comparten habitación. Y aunque están en silencio, tumbados en la cama, ninguno de los dos puede dormir. De la calle llegan las voces de los últimos borrachos y las últimas luces de la ciudad se van apagando. Harry no tiene recuerdos de haber fumado nunca, pero en ese momento le apetece rabiosamente un pitillo.
-Se lleva mejor con el tiempo -le dice Caroline.
-¿El qué?
-La falta de pasado. La sensación de irrealidad. La idea de pensar que eres un monstruo y no una persona.
-Perdona. A veces te centras en tus propio problemas y piensas que los demás viven en un mundo de rosas. Se me olvidaba que tú también -no sabe como acabar la frase.
-Que yo también salgo de un laboratorio.
-Eso. ¿Tampoco tienes recuerdos de antes?
-No, no. Yo tengo más suerte que tú, supongo. El proyecto secreto del gobierno contemplaba una familia de acogida falsa que me debía dar un falso entorno familiar hasta que llegara la hora de entrenarme, supongo que para que no me volviera majara del todo. Pero trata de ser un niño normal con el doble de fuerza, que nuca se pone malo, que se rompe una pierna y se le cura en dos días y que puede conectarse a los ordenadores solo con mirarlos -Caroline se ríe.
-No salió bien, ¿no?
-No, puedes apostar tu culo a que no. A lo siete años vinieron y se me llevaron. Me enteré de todo y descubrí que mis padres eran solo dos agentes del gobierno. Eso no destruye la psique de ningún niño, que va.
-Estoy seguro de qué no.
Los dos se ríen durante unos segundos.
-Luego vino el entrenamiento, alguna misión. Y luego -Celine calla por un segundo.
-Los girasoles.
-Los putos, malditos girasoles mutantes y la jodida Corporación de Celine y sus amigos.
-Tuvo que ser horrible.
-Ni te imaginas. Una auténtica pesadilla sin algodones que la suavizaran. Luego me hice cazarrecompensas. ¿Qué otra cosa podía hacer con mis cualidades? Hasta que en una misión, muy bien pagada, pero falta de detalles por parte del contratante, mordí un hueso más duro de lo que podía roer.
-¡No me jodas! -Dice Harry incorporándose en la cama- ¿Tenías que cazar a Peter?
-Por aquella época nadie conocía ese nombre. Todo el mundo se aterrorizaba si mencionabas al Doctor Spawlding, pero Peter Connors solo era un vagabundo que debía haber cabreado a alguien. Se pasaba el día en un bar de las ruinas de San Antonio. Parecía un trabajo fácil. Así que una noche le seguí hasta un callejón.
-¿Y?
-Cuando vi las alas, los ojos negros y el fuego angélico ya era demasiado tarde y estaba con el culo mordiendo el polvo y la punta de Tadeusz en mi garganta. Vi esos ojos y fue la primera vez en mi vida que sentí miedo.
-He visto a Peter en acción. ¿Cómo coño sigues viva?
Caroline se vuelve a reír y a Harry le paree que es la primera vez que la chica se relaja desde que la conoce.
-Guardó la espada. Me miró y me dijo, estás demasiado buena para matarte. Me ayudó a levantarme y añadió, creo que necesitas un socio.
Los dos vuelven a reír. Sí, dice Caroline, ese hijo de puta ha visto demasiadas películas, pero hay que reconocerle que tiene estilo. Luego se pone un poco más seria.
-Se lo que la gente ve en él, un auténtico monstruo. Pero es la única familia que he tenido.
-Para mi lo sois todos.

Se reúnen en las puertas de los sótanos de la ciudad, muy temprano, cuando el sol aun está haciendo las paces con el desierto.
-¿Y Peter y Ángelo? -Pregunta Laura.
-Ángelo no estaba cuando me he levantado -dice Johny-. Habrá ido a desayunar y se le habrá ido el santo al cielo.
-Peter tampoco estaba cuando me he levantado -dice Thrud.
-Está atendiendo un encargo personal mío. Luego nos reuniremos con él -dice Juicy-. No perdamos tiempo.
Les guía por las red de túneles que hacen del almacén y arsenal de la ciudad mientras Juicy habla a toda velocidad. Ha abandonado su atuendo más informal por uno mucho más táctico, con pantalones cortos caquis y una camiseta de tirantes negra. De una cartuchera doble en los costados cuelgan dos pistolas.
-Mis hombres están cargando armas y munición en vuestra tartana. En serio tengo vehiculos de combate, ¿de verdad queréis ir en eso?
-Sin ninguna duda -dice Brdige, algo ofendido.
-Empiezo a creer que ese trasto algún día atravesará las puertas del infierno -dice Johny.
-En fin, como queráis -prosigue Juicy-. Por desgracia las servoarmaduras de la ciudad tienen dueño y no dispongo de muchas. De todas maneras, da igual. Hace falta mucha instrucción para usarlas. ¿Alguno sabe?
Johny levanta, la mano. Celine después y Harry también. Todos le miran sorprendidos.
-Recordad que tengo un montón de mierda metida en la cabeza. El uso de una servoarmadura estándar es una de ellas.
-Perfecto, por que no tengo mucho más. Excepto para ti y para ti -dice señalando a Celine y Johny.
Llegan a una inmensa puerta metálica que se abre a su paso y se quedan boquiabiertos. Pasillos y pasillos de armamento y equipamiento militar de todas clases. Juicy les lleva a una sala y les empieza a entregar maletines. A Harry uno verde militar, una servoarmadura en perfecto estado del mismo modelo que la que Nimrod le destrozó a Peter. Y a Johny le entrega otro de color rojo.
-¿Qué es esto?
-Es una Miltitude Dragon -dice Celine-. De los Delta  Force. No te dejes engañar por el color. Tiene sistemade camuflaje. Es una puta joya.
-Chica lista -dice Juicy-.Y para ti, por ser una chica mala  -Saca un maletín de color negro con el esquema de un águila dorada sobre un ancla, sujetando con las garras un tridente y una pistola de pólvora-. Tienes mucha suerte. Esta tipa debía ser muy alta, creo que es tu talla.
-¿Estás de coña? -Dice Celine-. Una Nighlady de los S.E.A.L., apenas pudieron usarlas. Y menos el modelo de mujer. ¿Cuántas pueden quedar de esas?
-No muchas, así que cuídala, la quiero de vuelta. Para vosotras, chicas, lo siento, no tengo nada de vuestra talla -les dice a Caroline, Laura y Thrud- Pero ropa de combate y operaciones especiales con algo de blindaje sí.
-Tranquila, ya sabes que yo llevo mi armadura por dentro -dice Caroline.
-Y yo soy una semidiosa, no es fácil matarme -dice Thrud y su cuerpo empieza a brillar levemente.
-Y supongo que para mi tampoco -dice Bridge-.
 -En realidad, sí -dice Juicy sonriendo-. Pero nada tan, digamos sutil.
Se acerca a una inmensa cápsula de metal semioculta por las sombras en un rincón y toquetea un panel de números. Tras varios ruidos de engranajes la cápsula se abre y una luz verdosa llena la estancia.
-Bridge, te presento al Exoesquelto Goliat Némesis V.21. El abuelo de las servoarmaduras.
-¡No me jodas! -Dice Johny-. Eso debe tener como doscientos años.
-Más o menos -dice Juicy con entusiasmo- Pero este está en su cápsula original y en perfecto estado. No necesita entrenamiento, te lo pones y potencia tus movimientos y te da blindaje. Además de la capacidad de levantar un coche y lanzarlo, derribar una casa, etc. Dos cañones pesados blaster a la espalda con sistema de apuntado por la guía del casco. No son muy precisos, era un prototipo, pero para barrer un área, te servirán.
Bridge se acerca. Juicy aprieta el interfaz de control y le susurra al oído unos números. Bridge lo repite en voz alta. Una voz de robot dice, diga nombre y rango, por favor. Bridge se queda sin saber muy bien que decir y luego, azuzado por Juicy, repite su nombre. Capitán Thelonius Bridge. Supongo, añade en voz baja. A sus órdenes capitán Bridge. El exoesqueleto se abre y deja visible el asiento, los huecos para las piernas y los huecos para las manos. Varias barras de super aleación protegen al portador. Bridge se sienta, lo ajusta todo y el exoesqueleto se cierra. Bridge se mueve y la maquina, con sorprendente fluidez reproduce sus movimientos. Exultante, sale del complejo para probar su nuevo juguete al aire libe. Pasa delante de sus compañeros y Harry le da un codazo a Johny. ¿En serio le hemos dado esa monstruosidad con una capacidad de destrucción sin igual a Bridge? Johny se echa las manos a la cabeza y se ríe.
-¿Crees qué el Anunnaki ese nos aceptará en su bando?
Todos se ríen y Juicy les para.
-¿En serio, eso os llama la atención? ¡Qué se llama Thelonius! El todo poderoso Bridge se llama Thelonius. 
Y ahí, hasta a Laura se le escapa una risa.

Fuera, en un amplio patio. Prueban sus nuevas armas para hacerse a ellas. Las servoarmaduras van de maravilla e incluso la de Celine, negra reluciente, parece que le resalta aun más la figura. La pena es que solo la de Harry tiene casco, un casco estándar de marine, pero de super aleación y gafas tácticas conectadas con la armadura que le dan lecturas de su estado, de los enemigos, del terreno o de cualquier cosa de interés táctico. Bridge se divierte en reducir a hierros un viejo coche oxidado. Entonces una figura se planta delante de ellos. Lleva una servoarmadura de extraño diseño, negra como la noche, sencilla y hermosa. Como si la hubiera acabado un artesano. El casco recuerda vagamente al de un soldado espartano, solo que un cristal negro tapa la cara de su portador.
-¿Te ha costado mucho? -le pregunta Juicy.
-Casi me mata, la muy hija de puta, al final parece que nos llevaremos bien.

Aun sin camiseta Peter contempla como Thrud duerme y se pregunta con qué soñarán las Valkirias. Se viste, le da un beso en la frente y sale por la puerta. Delante de la puerta que le ha mostrado Juicy un par de horas antes, no duda en teclear el código que la abre y entrar. En medio de la sala hay una servoarmadura. Negra. Muy negra. No tiene nada de especial, si no fuera porque parece estar viva. Latente. Porque parece observarle. Esperar a ver que hace. Esa armadura es solo un rumor. Nadie creía que se hubiera fabricado. Multitude, la gran empresa de armamento del siglo XXII siempre negó su existencia. Entre otras cosa porque llevaba implementada una inteligencia artificial que, según decían, había tomado una especie de conciencia propia y solo dejaba que la usaran guerreros que la armadura consideraba dignos. La leyenda decía que el proyecto se canceló porque muchos soldados murieron en las pruebas. La leyenda decía que Multitude había echado el guante a tecnología alienígena y la estaban implementando en sus nuevas creaciones. La armadura, Soulreaver, que ahora Peter tenía delante, incluida. Peter sospecha que esa tecnología era de creación anunnaki. Algún dispositivo milenario de esa raza cayó en manos de la poderosa compañía. La armadura se Llamada así en clave porque la armadura entraba en simbiosis con el portador, pasaba a formar parte de él a nivel neuronal y celular potenciando sus capacidades desde dentro. Peter se pregunta que podrá hacer con sus capacidades de Nephilim. Así que sin pensarlo se la empieza a poner. Cuando se pone el casco, oye un click y la armadura se activa. Sin fuente de alimentación, alimentada directamente por la emergía vital del portador. Peter siente un dolor en todo el cuerpo. Al acoplarse a nivel celular a él, la armadura hurga en todo sus ser, como un animal reconociendo un territorio extraño en el que le acaban de soltar. Cae de rodillas. El dolor es inhumano. Grita. Y luego oye una voz en su cabeza.
¿Quién Eres?
-Soy Peter Connors.
Eres  fuerte. Nos gustas. De pronto el dolor cesa y Peter siente como si pesara menos. Se siente lleno de fuerza y vida.
A tú servicio, Peter Connors. Seremos uno contigo. Lucharemos hasta el fin. Peter se siente más fuerte. Su energía Nephilim vibra con mucho más poder y cuando recoge a Tadeusz del suelo, es como si la armadura la reconociera y tiene claro algo que también sospechaba, que su vieja espada es también creación anunnaki.

Peter se quita el casco y Thrud se le echa encima para darle un beso. Acaricia la armadura y dice, es asombrosa.
-Vaya juguete, ¿no, hermano? -dice Johny.
-No está mal -responde, Peter-. Con esto tendré alguna posibilidad frente a Nimrod.
-Venga -dice Bridge-. Si parece que vas de gala. ¿Puede hacer esto?
Bridge coge el coche con el que estaba jugando y lo dobla por la mitad.
-¡Por todos los dioses! -Dice Peter-.  ¿Cómo le habéis dejado eso a Bridge?
-Muy gracioso.
-En serio -dice Harry-. ¿Qué puede hacer?
Peter se acerca a una furgoneta abandonada, desenvaina a Tadeusz, que brilla con el color negro del fuego angélico y de un mandoble corta el viejo vehículo por la mitad.
-¡Joder! -dice Celine-. Juicy. Has creado un monstruo.
Juicy está hablando con uno de sus hombres y luego se acerca a ellos.
-Chicos, tengo malas noticias. Angelo salió esta noche con uno de nuestros coches. No dijo a dónde, solo, que os dijéramos que volverá. Que os verá dónde ya sabéis.
Hay un par de minutos de confusión, pero todos saben que no pueden ir a buscarle. Solo pueden esperar que de verdad vuelvan a verle y en el fondo, no saben muy bien por qué, entienden que se ha ido por alguna buena razón. Se dejan las armaduras puestas, no saben lo que van a encontrar. Goliat va agarrado, a una orden de Bridge, al techo de Betsy. Se despiden de Juicy sin hacer demasiados dramas, como guerreros curtidos que son. Betsy sale de la  ciudad muy entrada la mañana y el desierto parece enorme. No están muy animados. Nadie dice nada, hasta que Harry le susurra algo al oído a Peter que se empieza a reír como nunca.
-¿En serio? ¿Te llamas Thelonius?
-¡Qué os jodan!